Se preguntaba Iñaki Gabilondo en uno de sus recientes video-artículos si, aparte de estar preocupados y volcando todos nuestros esfuerzos en las imperiosas urgencias de control presupuestario, habría alguien ocupándose de saber a qué nos íbamos a dedicar el día de mañana, cuando la situación se estabilice. Ironizaba el periodista calificándola de pregunta tonta y dejaba en el aire un inquietante… ¿de qué vamos a vivir mañana?
En el fondo esta es la pregunta que nos trae de cabeza a padres, profesores y jóvenes: ¿qué trabajos se van a demandar en el medio plazo?, ¿qué actividades van a absorber el empleo destruido estos últimos años? ¿Qué formación deben tener nuestros jóvenes para poder ser competitivos y empleables en los próximos años? La eficacia, e incluso la supervivencia, de muchos programas formativos, dependen en buena medida de estas respuestas.
Para no dejar las preguntas en el aire enlazo un par de páginas en las que encontrar respuestas. La revista Herramientas es una publicación bimensual editada por la fundación CIREM dedicada a temas de formación y empleo. En concreto en su número 112 incluyen un artículo de la ex-secretaria general de empleo Maravillas Rojo titulado "aprender y desaprender en época de cambios". En este breve texto se condensan interesantes pinceladas tanto sobre los cambios que se están produciendo en la manera de trabajar, como sobre los nuevos sectores emergentes, que pueden convertirse en generadores de empleo.
Por otra parte es inevitable tener presentes los tan manoseados NYE (Nuevos yacimientos de Empleo), que al paso que van algunos, ya tienen más de yacimiento que de nuevo. Bromas aparte, es información de interés sobre en qué sectores se generará empleo, una vez encontremos la puerta de salida de la situación actual.
De todas formas, mi opinión al respecto es que, con independencia de en qué sectores o qué puestos de trabajo concretos vayan a ser los más demandados, el debate que desde la arena formativa debería abrirse, o retomarse, es el de las competencias. En el nuevo mercado de trabajo que se vislumbra tras la crisis parece que los títulos, las profesiones y los oficios, las capacidades en definitiva, van a verse sobrepasadas por las competencias. Como decía Sergio Fernández en una entrevista reciente, a las empresas no les interesan los títulos o cursillos que tengan los candidatos, lo que quieren saber es qué soluciones concretas, qué valor añadido, aportan. Este es el enfoque de las competencias, esta es, según mi opinión, la dirección que deben seguir los procesos formativos.
Hay un modelo laboral que se marchita y uno nuevo que está surgiendo donde cobra cada vez más peso el enfoque basado en competencias, donde lo interesante es la capacidad de poner en acción nuestros recursos. Hay una historia fantástica que ejemplifica esto a la perfección. Los dos empleados protagonistas, José y Fernando, son vivos ejemplos de uno y otro modelo. El primero representa el típico trabajador surgido del modelo de capacitación, el segundo es ejemplo de trabajador competente.
Hoy es lunes, y como viene siendo costumbre toca cuento en el blog.
José trabajaba en una empresa desde hacía años. Siempre fue muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones. Llegaba puntual y estaba orgulloso porque nunca recibió una amonestación. Cierto día buscó al Gerente para hacerle una reclamación:
-Señor, trabajo en la empresa con bastante esmero, usted nunca me pilló "haciendo tiempo", pero siento que he sido postergado. Mire... Fernando ingresó en un puesto igual al mío hace sólo 6 meses y ya ha sido promovido a Supervisor. Yo puedo hacer lo mismo que él y mejor aún, llevo mas tiempo aquí.
-¡Uhmm! -mostrando preocupación, le dice el gerente:
-Mientras resolvemos esto, quisiera pedirte que me ayudes a resolver un problema. Quiero dar fruta al personal para la sobremesa del almuerzo de hoy. En la bodega de la esquina venden fruta. Por favor, averigua si tienen naranjas.
José se esmeró en cumplir con el encargo y en 5 minutos estaba de vuelta.
-Bueno José, ¿qué averiguaste?
-Señor, tienen naranjas para la venta.
-¿Y cuánto cuestan?
-¡Ah!... No pregunté por eso.
-Ok, ¿pero viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?
-Tampoco pregunté por eso señor.
-¿Hay alguna fruta que pueda sustituir a las naranjas?
-No sé señor, pero creo...
-Bueno, siéntate un momento. El Gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Fernando.
Cuando se presentó, le dio las mismas instrucciones que le diera a José y en 10 minutos estaba de vuelta.
Cuando regresó le preguntó: -Bien Fernando, qué noticias me traes?
-Señor, tienen naranjas, las suficientes para atender a todo el personal, y si prefiere también tienen manzanas, kiwis, melón y uvas. La naranja está a 1,5 euros el kilo, el kiwi a 1,2, las uvas a 0,9 el kilo, la manzana y el melón a 1,8 euros el kilo. Me dicen que si la compra es por cantidad, nos darán un descuento del 8%. He dejado separadas las naranjas pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.
-Muchas gracias Fernando, pero espera un momento.
Se dirige a José, que aún seguía esperando estupefacto y le dice: -José, ¿qué me decías?
-Nada señor, eso es todo, muchísimas gracias, con su permiso.
¡FELIZ REFLEXIÓN!
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