miércoles, 6 de junio de 2012

LA REALIDAD NO EXISTE

Tal vez hubiera sido más exacto titular el artículo de hoy como la realidad existe, pero nadie es capaz de percibirla. Y es que si analizamos la sorprendente manera como funciona la percepción de las personas nos vemos obligados a poner en duda muchos de los supuestos con los que funcionamos todos los días. Percibimos el mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos, pero de los cientos de estímulos que nos llegan sólo podemos ser conscientes de una pequeña parte. La atención funciona como una especie de filtro que se encarga de seleccionar de entre esos cientos de estímulos aquellos pocos que finalmente llegaran a nuestro cerebro. A veces conversando con alguien observamos que en realidad no nos está escuchando, que está ausente. Si se lo hacemos notar, inmediatamente reaccionará y se excusará utilizando el tópico de “perdona no estaba atento”, o el sufrido “perdona, estaba distraído”. Aunque en realidad estas contestaciones son falsas. Lo que ocurre es que nuestro interlocutor, o más concretamente su atención, ante la avalancha de estímulos externos recibidos ha decidido obviar nuestras palabras en favor de otros estímulos más interesantes.

Por tanto, inevitablemente, cada uno percibe la realidad de manera distinta, puesto que los estímulos sobre los que cada uno enfoca su atención son distintos. Y aún quedaría la siguiente fase del proceso, ya que en función de nuestra experiencia anterior, nuestras creencias y valores, interpretamos esos estímulos con el fin de darles una forma coherente con nuestros esquemas cerebrales. Por tanto, ¿cómo podemos estar completamente seguros de nada?, ¿cómo podemos convertirnos en defensores a ultranza de ideales y teorías basados en una percepción limitada y una interpretación sesgada de la realidad? Es por ello que la realidad como tal no existe, ya que cuando nos referimos a ella estamos hablando de una realidad percibida y subjetiva, de una realidad construida.
Algunas veces utilizo como ejemplo en clase a las personas depresivas o anoréxicas. La percepción de las personas depresivas está entrenada para seleccionar de entre todos los estímulos disponibles, aquellos que comporten un efecto más negativo, al mismo tiempo que desestima cualquier estímulo positivo. En el caso de la anorexia (como también en la vigorexia) el sistema perceptivo funciona de tal manera que los enfermos distorsionan la realidad hasta ajustarla con una “realidad” que sólo existe en su mente. Y es que en todo caso, si la realidad existe, habita en el cerebro y es distinta para cada persona.

Es por ello que es de vital importancia que intentemos ser plenamente conscientes de cómo funciona nuestro particular proceso perceptivo y atencional, es decir,  qué tipo de estímulos atendemos y cuales desechamos. Al igual que debemos ser conscientes de todos nuestros prejuicios y recelos y de la forma en la que manipularan y transformaran la información percibida. Porque en base a estas interpretaciones generaremos nuestros pensamientos y expectativas, que influirán, que condicionaran en gran medida, nuestra actitud y nuestra manera de actuar.

Es por ello que deberíamos intentar ser lo menos radicales posible a la hora de defender nuestras opiniones o creencias, ya que en todo caso parten de una interpretación parcial y sesgada de la realidad. Huir de verdades absolutas y fanatismos y pasear más a menudo por el verde prado del término medio en el que, como dice el refrán, habita la virtud, es algo muy recomendable para mantener nuestra salud emocional.

Dejo una magnifica tira cómica que ejemplifica a la perfección hasta que punto somos capaces de distorsionar la realidad, y desgraciadamente, en muchas ocasiones atentando contra nuestra propia autoestima. Por desgracia conozco a varias personas que van por la vida como la niña protagonista del cómic, personas tóxicas que transmiten su negatividad y sus malas vibraciones por dondequiera que van. Personas que deciden quedarse siempre con la parte negativa de las cosas que les pasan, menospreciando todo lo bueno que las rodea. Personas desgraciadas e infelices por elección. Como dice alguien que conozco, la vida debería guardarse todas las desgracias para estas personas, pues sólo así son capaces de apreciar todo lo bueno que tenían.
¡FELIZ REFLEXIÓN! 

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