Hace unas semanas el programa de televisión Documentos TV emitió un reportaje sobre la situación a la que se enfrentan los jóvenes españoles. El programa bajo el título “¿Una generación perdida?”, plantea las dificultades, los retos y las esperanzas de, como la llama el programa, la generación de la democracia. Evidentemente no pierdo la oportunidad de llevar el documento a clase para comentarlo con mis alumnos. En concreto utilizo los primeros 10-12 minutos y luego la parte final.
El documental empieza retratando las aparentes contradicciones que caracterizan a esta generación: La generación más preparada de la historia de España es también la que presenta un mayor índice de abandono escolar. Es la generación acostumbrada a conseguirlo todo, a no poner límites a sus deseos y que ahora se enfrenta al difícil reto de asumir un escenario distinto en el que se les ofrecen muy pocas posibilidades. La precariedad laboral a la que se ven abocados al menos dos tercios de los jóvenes empieza a cobrarse la factura en forma de desesperanza, abandono, angustia y miedo. A pesar de ello en este desolador escenario aparecen algunas voces cargadas de sueños e ilusiones que reclaman aires de cambio. Y también aparecen jóvenes dispuestos a asumir sus errores y dispuestos a luchar para tener la oportunidad de empezar de nuevo.
El programa plantea la cuestión de si estamos ante una generación perdida, pero también deja entrever que no hay ninguna sociedad que pueda soportar prescindir de sus jóvenes, de sus aportaciones y de sus aires de cambio. Los retos son difíciles, pero estamos inevitablemente condenados a superarlos, porque no hay alternativas posibles. La situación me recuerda a la tantas veces citada anécdota del general que mandó quemar sus propios barcos, eliminando así la posibilidad de retirada.
Durante la primera parte del documental se nos muestran los testimonios de varios jóvenes que se encuentran en diferentes situaciones. Los testimonios de Tamara y David suponen una magnifica invitación a la reflexión. Ambos reconocen la dureza de su situación y su imperiosa necesidad de trabajar que les lleva a enfrentarse con decisión a su futuro. Tamara es una chica de 30 años que vive sola con un hijo de 5 años. Su caso es un ejemplo de esfuerzo y tesón que le llevó a graduarse como trabajadora social tras superar varias desgracias familiares. Tras trabajar unos años la despidieron. Su más que justificada pregunta queda en el aire ¿qué ocurrió con la promesa de que a cambio de esfuerzo y mérito obtendríamos un buen puesto de trabajo? David es el ejemplo del que abandonó los estudios para dedicarse a trabajar en la construcción. Reconoce sus errores, se dejó llevar por el beneficio inmediato, se confundió, no pensó con claridad en el futuro, en que no duraría para siempre. David está dispuesto a empezar de nuevo, aprendiendo de sus equivocaciones, ¡un ejemplo admirable!.
La ultima parte del reportaje nos muestra a Jesús, la viva imagen de la tan necesaria utopía y su “todo es posible”. Y en realidad ¿por qué no? Y también la imprescindible reflexión de José Luis Sampedro y su “otro mundo es seguro”. Sus impactantes testimonios son un grito de esperanza, porque los jóvenes son el futuro, ellos tienen el mundo en sus manos y, como dice Jesús no son la generación perdida, sino la generación del cambio. “No sabemos hacia dónde, ni qué hay que cambiar, pero si sabemos por qué”, dice Jesús, y yo también creo que son razones suficientes para creer en la generación del cambio.
Enlace al documental ¿Generación perdida?
Enlace al documental ¿Generación perdida?
¡FELIZ REFLEXIÓN!
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