martes, 26 de marzo de 2013

LA PARADOJA DEL BANQUERO APLICADA A LA EDUCACIÓN


La paradoja del banquero se ejemplifica de la siguiente forma. Supongamos que usted es un banquero y que Juan acude a su oficina a solicitar un préstamo. Usted comprueba que Juan tiene un historia de crédito impecable, que cuenta con avales y que las perspectivas de su negocio son brillantes, por lo que decide concederle el préstamo solicitado. Luis también acude esa misma mañana a solicitar un préstamo. Sin embargo Luis aún debe algunos recibos del préstamo anterior, carece de avales importantes, es mayor, está enfermo y sus perspectivas de negocio son dudosas. Por consiguiente usted decide denegarle el préstamo.

La paradoja consiste en que mientras que Juan, que no necesita desesperadamente el dinero, lo consigue con facilidad, Luis, que si lo necesita de manera apremiante, no lo consigue. Explicado de otra forma: Un banco te concederá exactamente la cantidad de dinero que solicites, siempre y cuando demuestres que NO lo necesitas.  Es como aquella frase de que en el banco prestan paraguas cuando hace bueno, pero se afanan a pedirlos cuando empieza a llover.

¿Ocurre esta misma paradoja en educación? ¿Podríamos hablar en los mismos términos de una “paradoja del profesor”?

Volvamos a la suposición inicial pero en este caso póngase en el papel de un profesor que está corrigiendo exámenes. Juan es uno de sus mejores alumnos, sus notas acostumbran a ser excelentes en todas las asignaturas, sus padres siempre se muestran dispuestos y colaborativos con el centro y su actitud en las clases suele ser atenta y participativa. Al valorar su ejercicio usted pasa por alto algunos pequeños errores y unas leves omisiones y puntúa su examen de excelente atendiendo a su historial y su conducta en clase.

Sin embargo Luis es un alumno revoltoso, sus notas se debaten en el filo entre el suspenso y el aprobado “pelado”, sus padres nunca suelen acudir a las reuniones del centro salvo que sean citados y su actitud en clase es desinteresada y pasiva. Esta vez al valorar su regular ejercicio decidimos suspenderlo, puesto que esperamos una mayor implicación y esfuerzo por su parte.

Así, mantenemos nuestra atención y nuestro refuerzo incondicional hacia los “buenos” alumnos, alentándolos a continuar en la misma línea. Perdonamos u omitimos sus pequeños deslices atendiendo a que, sin duda, se trata de pequeños errores perdonables y, por supuesto, atribuibles a causas pasajeras como el estado de ánimo, el cansancio o el despiste, o externas, como la influencia de sus compañeros. Sin embargo a la hora de valorar, de conceder crédito a nuestros “malos” alumnos actuamos atribuyendo sus comportamientos a características propias y estables: son así y así continuaran siendo.

En muchos aspectos de la vida (también en lo escolar) suele funcionar una especie de ley de la inercia. Las cosas suelen ir a rachas, de forma que cuando uno se encuentra en una espiral ascendente el viento parece soplar siempre a su favor mientras que, por el contrario, cuando uno entra en una espiral descendente todo parece ponerse en su contra. A perro flaco…

Sucede de la misma forma que con la paradoja del banquero: Quienes más imperiosamente necesitan la ayuda para evitar caer en picado, con toda probabilidad, acabaran estrellados. Parece inútil rebelarse contra el poder de las etiquetas, contra el poder de las expectativas. En la vida escolar existe un punto crítico de no retorno en el que, algunos alumnos inician su periplo ascendente y otros su descenso a los infiernos. Y lo que es aún peor es que este efecto, para bien y para mal, acabará impregnando todos los ámbitos de sus vidas.

¡FELIZ REFLEXIÓN!

miércoles, 20 de marzo de 2013

DÍA DE PREMIOS


Hace unos días al abrir el blog me encontré con la agradable sorpresa de que “lamariposa” había sido premiada y, además ¡¡¡por partida doble!!!. Desde luego, hay días en que las circunstancias se confabulan para que, sí o sí, se te dibuje una sonrisa en la cara.

Además, son de esas noticias que hace ilusión recibir porque suponen un reconocimiento por parte de compañeros, de blogueros que aprecian y reconocen tu trabajo. Así que, antes que nada agradecer a mis dos compañeras, Natalia y Mª Teresa, su detalle.

Los premios son distintos, aunque el funcionamiento de ambos es muy similar. En concreto Natalia me concedió el Liebster Blog Award desde su “Orientacioncondesa”, mientras que María Teresa me incluyó en su lista de premiados del One Lovely Blog Award, esta vez desde su “elespaciodeladiversidad”.

La cuestión es que recibir el premio supone aceptar una serie de condiciones, a saber:

  • ·         Nombrar y agradecer el premio a la persona que te lo concedió.
  • ·         Responder a las once preguntas que te formule.
  • ·         Conceder el premio a otros once blogs que te gusten y que estén empezando.
  • ·         Formular once preguntas para que respondan los blogueros a los que premias.
  • ·         Visitar los blogs que han sido premiados junto al tuyo.
  • ·         Informar a los blogueros de su premio.
Así que paso a cumplir las condiciones. En primer lugar estas son mis respuestas. (Respondo a las enviadas por Natalia, aunque muchas coinciden con las de María Teresa, ya que van más encaminadas al ámbito educativo)

1.- ¿Por qué decidiste crear un blog y cuando empezaste?
El blog tiene un año y un par de meses. La mariposa nació para recoger mis reflexiones, mis experiencias y mis preocupaciones sobre el mundo educativo. Mi experiencia profesional siempre ha estado vinculada con los jóvenes y, observar las dificultades y las complicaciones a las que ahora tienen que enfrentarse a la hora de encarar su futuro me dio los motivos para emprender este camino.

2.- ¿Qué te aporta tener un blog?
En mi caso el blog me permite poner en orden mis ideas. Me da la oportunidad de recoger mis inquietudes y por supuesto de compartirlas.

3.- ¿Cuál ha sido el post de tu blog que más éxito ha tenido? ¿A qué lo atribuyes?
Uno de los post que más visitas ha tenido, y que creo que recoge bien la esencia del blog es “un cuento para reflexionar sobre la educación”

4.- ¿Utilizas las redes sociales?
Suelo utilizar G+

5.- Para ti ¿qué significa educar?
Educar es ante todo un reto apasionante. Educar es ayudar, educar es abrir un mundo de posibilidades, educar es transmitir la idea de que todo es posible. Educar es ayudar a que otros puedan encontrar su camino, que se conviertan en la persona que quieran ser.

6.- ¿Has vivido un hecho importante a través del blog?
Quizás lo más destacable sea la posibilidad que me ha dado el blog de ponerme en contacto con otras personas a las que admiro por su trabajo y por sus ideas. En este sentido recuerdo las colaboraciones en el blog de Catherine L’Ecouyer, Sergio Fernandez o Jorge Dorado.

7.- ¿De dónde nace la inspiración para escribir y continuar con el blog?
De la realidad, de las noticias, de mis alumnos, de sus respuestas, sus caras, sus ilusiones y sus miedos,…

8.- ¿Qué has aprendido a nivel personal y profesional en el último año?
Que la constancia siempre tiene sus frutos. Que tal vez esos frutos no son los que esperabas, pero que son siempre dulces.

9.- ¿Cuál es tú frase favorita sobre educación?
“La gente olvidará lo que digas, la gente olvidará lo que hagas, pero nunca olvidará como la hiciste sentir”. La frase es de Maya Angelou.

10.- ¿Qué consejo les darías a las personas sobre el mundo de los blogs?
Creo que todo aquel que tiene algo que decir encuentra el medio para hacerlo. En mi caso y, en el de otros muchos, los blogs son una plataforma fantástica para hacerlo.

11.- Casi todos los que tenemos un blog escribimos sobre lo que realmente nos gusta o nos motiva ¿Cómo le explicarías a alguien la importancia de la vocación por algo, de perseguir los sueños…?
Los sueños, las ilusiones son el motor que nos impulsa, son nuestros motivos, nuestras razones para estar vivos. De hecho este es un tema bastante recurrente en la mariposa y el elefante. Una de las últimas entradas trataba directamente el tema de la vocación (+ vocación – resignación)

Y para acabar mis 11 premiados, a los que formulo estas mismas preguntas, son…

CUADERNO DE CAMPO de Pablo Esparza
EDUCAR CON TIC Y CORAZÓN de Bea Montesinos
EDULCORO LA REALIDAD de Eduardo Moreno
eFAMILIARIA de Alejandro Rodríguez (entre otros)
EFEPEANDO de Oscar Boluda Ivars
EL BLOG DE SALVAROJ de Salvador Rodriguez.
EL RINCÓN EDUCADOR de Otilia Santana
LA EDUCACIÓN DE LAS HADAS
MISCELANEA
EL BLOG DE ÓSCAR GONZÁLEZ
ZAMORA FORMACIÓN

Y ahora voy a enviar al mensajero de "Hay una cosa que te quiero decir" para comunicárselo a los agraciados.

¡Felicidades!

viernes, 15 de marzo de 2013

LADRONES DE SUEÑOS


La entrada de hoy es una invitación para reflexionar sobre la profesión docente. Y, como en otras ocasiones, utilizando una de mis fórmulas preferidas: Un cuento.

Cuentan que, ante un grupo de niños, un hombre contaba la siguiente historia…

Había una vez un muchacho hijo de un humilde entrenador de caballos. El padre del muchacho era pobre y, aunque con algunos sacrificios, consiguió que su hijo pudiera ir a la escuela. Una mañana, mientras estaban en clase, el profesor pidió a los alumnos que pusieron por escrito las metas que pretendían alcanzar cuando fueran mayores.

El joven, ilusionado por el proyecto, pasó gran parte de la noche escribiendo varios folios en los que explicaba con detalle sus sueños y anhelos. Incluso, hizo varios dibujos para completar su descripción. El chico se imaginó aquella noche dueño de su propio rancho, cuidando de su propia ganadería y con un extenso terreno en cuyo centro se levantaba su casa. Visiblemente emocionado, a la mañana siguiente, el muchacho entregó su trabajo al profesor.

Sin embargo, dos días más tarde, el joven recibió la puntuación de su trabajo, un suspenso, junto con una nota que le decía que se quedara a hablar con el profesor al terminar las clases. El chico acudió a ver a su profesor y lo primero que hizo fue preguntar por qué lo había suspendido. El profesor le explicó: “Este es un sueño poco realista para un chico como tú. Tú no tienes recursos, tu familia es humilde. Para conseguir todo lo que describes en tu trabajo hace falta mucho dinero y muchos contactos. Tienes que comprar el terreno, pagar por las crías originales y después tendrás muchos más gastos de mantenimiento. Tu proyecto no es realista, no podrías hacerlo de ninguna manera.”

A continuación, el profesor agregó:” A pesar de ello, y en consideración por todo el esfuerzo realizado, si vuelves a redactar tu proyecto de forma más apropiada, con objetivos más realistas, te prometo reconsiderar tu nota.”

El chico regresó a su casa y pensó mucho lo que su profesor le había explicado. También le preguntó a su padre que debía hacer, ante lo cual, este le contestó: “Mira hijo, creo que esa es una decisión importante, por lo que te recomiendo que te tomes tiempo para tomarla. Creo que es algo que debes decidir por ti mismo. Lo que tú decidas estará bien.”

Finalmente después de reflexionar durante un par de días, el chico volvió a presentarse ante su maestro entregándole el mismo trabajo, sin hacer cambio alguno. Ante la cara de asombro de su profesor, el chico le dijo: “Profesor, puede usted mantener mi mala nota, pero yo prefiero conservar mi sueño.”

Al concluir esto, el hombre que hablaba miró a los niños y les dijo: “Y esta es mi historia. Y aquí enfrente está la casa de mis sueños. En el centro del rancho que me propuse conseguir, porque esta es la meta de mi vida. Aún conservo aquel trabajo, con sus grandes números rojos en una esquina, enmarcado sobre la chimenea.”

Luego agregó: “Pero lo mejor de la historia es que, hace dos años, aquel mismo profesor, me visitó con un grupo de treinta chicos. Vinieron a visitar mi rancho. Y al irse me confesó: -Mira, ahora puedo decírtelo. Cuando era profesor, era una especie de ladrón de sueños. Durante aquellos años, les robé un montón de sueños a los niños. Pero por suerte, tú tuviste la fortaleza de no abandonar el tuyo. Y tu ilusión, y tu persistencia me hicieron ver lo equivocado que estaba, y lo cruel que fui con aquellos niños. Ahora, ya jubilado, intento reparar el daño causado contagiando la ilusión a cuantos quieren oírme.”

Como decía Will Smith a su hijo en la película, “nunca dejes que nadie te diga lo que no puedes hacer”, (ni siquiera Wert).

Ser maestro implica una gran responsabilidad (todo gran poder…). Manejamos ilusiones y sueños ajenos, y de nosotros depende regarlos y que puedan florecer o que se marchiten. ¡Nadie dijo que fuera fácil! Aunque por otra parte… ¿alguien conoce algo tan apasionante?

¡FELIZ REFLEXIÓN!

martes, 12 de marzo de 2013

PREVENIR MEJOR QUE SUFRIR.


Cada vez con mayor frecuencia, los medios de comunicación se hacen eco de episodios violentos ocurridos en el ámbito escolar. Algunas voces alertan sobre el preocupante aumento de estos comportamientos, mientras que otras insisten en que la violencia escolar, pese a ser un tema preocupante, afecta a un reducido porcentaje de alumnos y centros. Estos últimos además, insisten en que la violencia escolar es algo que ha ocurrido siempre, que es inevitable en la convivencia de una comunidad tan numerosa y diversa como la educativa, lo que ocurre es que ahora estos hechos encuentran mayor difusión.

Otro aspecto relevante es la aparición de nuevas formas de acoso y violencia escolar vinculadas a las nuevas tecnologías. La masiva utilización de teléfonos móviles y redes sociales, por parte de los jóvenes convierte estos medios de comunicación en una peligrosa arma para el acoso. Recientemente incluso, han proliferado distintas redes sociales que buscan obtener lucro facilitando espacios anónimos para el insulto y la vejación. Se oferta la posibilidad de tirar la piedra y esconder la mano y, rápidamente aparecen candidatos dispuestos a inundar el patio de dardos envenenados.

Hace unas semanas todos los telediarios españoles emitieron las imágenes, grabadas por las cámaras de seguridad de un instituto, en las que se veía como un alumno, de manera traicionera, prendía fuego con un mechero al pelo de una profesora. Las imágenes mostraban la total impunidad y falta de arrepentimiento con que actuó el agresor. Con independencia del medio utilizado todos estos comportamientos tienen un poso común.

Estos hechos constituyen luces rojas, señales de alarma que advierten que algo no funciona como debería en el sistema educativo. La violencia constituye la parte visible de un enorme iceberg. Es el síntoma, la consecuencia, el resultado de un proceso formativo fallido donde, lo más preocupante no es la conducta agresiva en sí, sino las circunstancias que provocan su aparición.

Llegados a la adolescencia, a menudo los comportamientos agresivos se revisten de mayor crueldad. La violencia se convierte en un modo de ser, en una forma de destacar, de conseguir popularidad o “respeto” por parte del grupo. La necesidad de afirmación, de sentirse diferente, de convertirse en el centro de atención, encuentra un medio de expresión en la violencia, sobre todo para aquellos carentes de otras habilidades. Pero los comportamientos violentos, generalmente, no aparecen de repente, por generación espontanea. Con toda seguridad la semilla se plantó años atrás y se fue regando y abonando puntualmente.

Lo más inquietante de este tipo de comportamientos es el andamiaje de creencias y sentimientos (o falta de ellos) que los sustentan. Esa sensación de impunidad, de estar por encima del bien del mal, esa falta absoluta de empatía, ese egocentrismo radical propio de los violentos, característico de aquellos carentes de argumentos. Con ellos no hay debate posible. “Las cosas son así. Yo soy así”. Punto. La vida reducida a sus leyes más simples: vencedores y vencidos, arriba o abajo, ataque o huida,… blanco o negro.

Lo que desde mi punto de vista es evidente es que, las causas de la violencia escolar actual difieren de las de décadas pasadas. Quizás incluso hasta en sus protagonistas. La violencia actual hunde sus raíces en una egoísta escala de valores, pero también en las enormes dificultades que encuentran las sociedades modernas para ofrecer una adecuada combinación de retos y oportunidades a los jóvenes. Se confunde la felicidad con la satisfacción, se relegan el esfuerzo y el sacrificio a estrategias de última instancia, se fomenta la competitividad sobre la cooperación, se venera el individualismo, el consumismo, el tener sobre el ser. Y, lo más importante, no acabamos de encontrar el término medio entre la sobreprotección y el abandono. O les damos todo hecho y se habitúan, y se convierten en tiranos exigentes (épocas de bonanza) o, eliminamos todas las oportunidades y les obligamos a elegir entre la desesperanza y la emigración.

Consecuencia de todo ello la apatía y la violencia aparecen en las aulas, en las casas para, como decía, hacer saltar las alarmas. Llegados a este punto, de poco vale desconectar las alarmas corrigiendo conductas: más seguridad, más cámaras, más castigos, más control. Si realmente queremos erradicar la violencia de nuestras aulas, tendremos que ir al origen, tendremos que desmontar creencias, tendremos que desempolvar valores tachados de obsoletos, tendremos que ofrecer alternativas, tendremos que desinflar la inmediatez del corto plazo, del refuerzo instantáneo y ofrecer herramientas para que nuestros jóvenes puedan soñar y construir su futuro.

Dejo el enlace de la actividad que suelo utilizar en mis clases para introducir el tema de la violencia. Para tratar este asunto solemos partir de la visualización del genial cortometraje “X NADA” de Toni Veiga y Dani de la Torre. Esta historia, basada en hechos reales, recoge a la perfección muchos de los aspectos de esa agresividad gratuita, insolente y desmedida que caracteriza a algunos jóvenes. La película y su posterior debate nos posibilitan poner algo de luz en conductas aparentemente tan irracionales como salvajes. Todo con la esperanza de que la comprensión del origen de estas conductas contribuya a su prevención.


¡FELIZ REFLEXIÓN!




jueves, 7 de marzo de 2013

LA ESTRATEGIA DEL TENEDOR

Ocurre a menudo que, a la hora de trasladar una realidad al papel, a la hora de explicar algún aspecto de nuestro comportamiento, recurrimos a la estrategia del tenedor. Esto se produce como consecuencia de nuestra enfermiza obsesión por encerrarlo todo en gráficas y estadísticas. Es una especie de “daño colateral” que se produce al intentar leer la realidad a través de una curva normal. Me explico.

Cuando clasificamos (alumnos, asignaturas, metodologías, motivaciones…) pretendemos abarcar la realidad atendiendo a un reducido número de variables (de otra forma es imposible). Y esto nos lleva a buscar desesperadamente similitudes, al tiempo que minimizamos y obviamos las diferencias. Simplificamos para poder comprender, y por tanto, perdemos los matices y, en muchos casos, la esencia. En nuestra desesperada búsqueda de la norma, asesinamos la excepción.

Una forma común de establecer estas clasificaciones es empezar identificando los dos extremos de la situación que, generalmente presentarán características contrarias. Por ejemplo, a la hora de clasificar las metodologías docentes, la mayoría de autores emplea los términos autoritario y “laissez-faire”, para describir estos extremos, las dos puntas del tenedor. Inmediatamente podemos construir uno o dos casos intermedios en los que se conjugan, generalmente de manera positiva, características de las dos posiciones extremas. Así en el caso de las metodologías docentes conformamos el estilo democrático como el que ocupa esta púa central. Una vez definidas las tres categorías y, siguiendo la máxima de Aristóteles de que en el punto medio se encuentra la virtud, resulta sencillo criticar los defectos de las posiciones extremas y elogiar la moderación de la posición intermedia. Tras lo cual, si tuviéramos que responder a la pregunta de cuál es el mejor estilo docente, pocos tendríamos dudas al respecto, ya que resulta evidente que el mejor estilo es… Ninguno de los tres.

Porque ello supone aceptar un estilo simplista, reduccionista de la realidad. La respuesta más inteligente es que DEPENDE. Depende de la edad, del momento, de la conducta, del niño, del contenido, de la relación, de … Educar es una actividad compleja en la que, como he dicho en otras ocasiones, no existen recetas mágicas. Porque aunque podamos dar pautas y recomendaciones de uso general, la singularidad de cada situación, de cada niño, convierten a la educación en un arte de la peculiaridad, de la excepción.

Cuántas veces hemos oído a cientos de padres orgullosos entonar aquello del “educados bajo el mismo techo” como principal expresión de equidad, como principal ejemplo del estilo democrático. Sin embargo, ¿hay algo más injusto que tratar a todos por igual?, ¿más injusto que sacrificar las diferencias en pro de la norma?, ¿más injusto que sacrificar la creatividad en favor de la productividad? Si juzgamos al pez por su capacidad de trepar a los árboles…

Dejemos de lado las clasificaciones, las evaluaciones y las metodologías milagrosas y agarremos la cuchara de la diversidad e intentemos abarcar cuanto más mejor, aún así, siempre habrá algo que se nos escape.

¡FELIZ REFLEXIÓN!

lunes, 4 de marzo de 2013

+ VOCACIÓN, - RESIGNACIÓN


Hace unas semanas el ministro de educación español, José Ignacio Wert, asaltó las páginas de todos los periódicos merced a unas polémicas declaraciones, ¡una vez más! A la vista de los elevados porcentajes de desempleo juvenil, el ministro aconsejó a los jóvenes universitarios elegir sus estudios en función de las salidas profesionales de cada carrera, en vez de dejarse guiar por su vocación o sus inquietudes.

Estas palabras reabren un viejo debate, que enlaza directamente con los cimientos del sistema educativo, con sus motivos, con los “paraqués” educativos. ¿Qué buscan los estudiantes a la hora de realizar sus estudios profesionales o universitarios? ¿Debe prevalecer la necesidad de tener un buen empleo o la inquietud por desarrollarse personal y profesionalmente? ¿En qué lugar quedan la innovación y la investigación en esas declaraciones?

Las declaraciones del ministro recomiendan a los preuniversitarios fijar su mirada en los  primeros escalones de la pirámide motivacional. A la hora de elegir, hay que dar prioridad a la seguridad y a la estabilidad. Hay que decidir con cabeza. Aparentemente, nada hay de malo en estas recomendaciones, nada hay de malo en buscar la rentabilidad, el retorno de la inversión y el esfuerzo realizado, salvo quizás… el precio que hay que pagar por ello.

Cuando las cosas vienen mal dadas, en épocas de crisis, ¿debemos vender los sueños a cambio de abrigo y comida? ¿Debemos renunciar a nuestros deseos, ilusiones y vocaciones en pro de aumentar nuestras oportunidades laborales? ¡Qué lejos parece quedar esto del lema del sueño americano! Y es que a veces para poder decidir con la cabeza, tenemos que silenciar al corazón. Y esto suele producir dolor.

¿Qué debe guiar a un joven a la hora de tan importante decisión? Hasta no hace demasiado esta decisión no era complicada. Los estudios se elegían por prestigio o por tradición familiar, incluso por motivos de género. Pero con el paso del tiempo, y con la aplicación de programas de estímulo y refuerzo, se consiguió implantar un sistema en el que la educación, gratuita y de calidad, fue accesible para la mayor parte de los jóvenes. Ello convierte a la educación en un poderoso mecanismo de justicia social, en el que cada cual, si verdaderamente lo desea, y está dispuesto a esforzarse, puede aspirar a ser lo que quiera. Sin embargo, declaraciones tan desafortunadas (desde mi punto de vista) como las del ministro, amenazan con dinamitar el camino recorrido. Dentro de unos años, cuando nos llegue el momento de preguntarles a nuestro hijos aquello tan manido del “y tú, ¿qué quieres ser de mayor?”, tendremos que cambiar las formas para, entregándoles una estadística del INEM decirles, “Chaval, elige algo de entre los cinco primeros”.

Yo, mientras tanto, espero tener la suerte de, cada vez que acuda al médico, lleve a mi hija al colegio, o incluso el coche al taller, encontrarme con profesionales que eligieron con el corazón lo que querían ser. No sé porque, llámenlo manías mías si quieren pero, no me fio demasiado de aquellos que solo buscan seguridad y sustento en su trabajo diario.

Porque a pesar de la opinión del ministro, continúo pensando que la salida de la crisis vendrá de la mano de la vocación, no de la resignación. Al tiempo que numerosos estudios (Robinson, Csikszentmihalyi, Pink) apuestan por el talento, la innovación y la pasión como las claves para la creación de riqueza y bienestar, encontramos a inspirados personajes obsesionados en descubrir la piedra filosofal a base de desempolvar viejas soluciones: sumisión y emigración.

Por mi parte, continuaré aconsejando a mis alumnos que en el momento de plantearse su futuro, cierren los ojos, escuchen a su corazón y contesten a esta simple cuestión: ¿Qué harías si el dinero no fuera el objetivo? Quizás, tras la respuesta, el camino que encuentren no sea fácil, pero lo que es seguro es que será apasionante. Parafraseando la conocida escena de la película En busca de la felicidad: "Nunca dejes que nadie te diga lo que no puedes hacer, ni siquiera Wert".

¡FELIZ REFLEXIÓN!


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