En cuanto los jóvenes rozan la mayoría de edad una de las
primeras cosas que suelen hacer es apuntarse a la autoescuela. Están ansiosos
por obtener el preciado permiso de conducir. La posesión del carné supone el
pasaporte a un idealizado mundo de libertad y autonomía. Disponer de carné les
permite conducirse por la vida, ser dueños de sus propios pasos, ya no dependen
de nadie puesto que pueden llevarse solos. Pero, ¿Dónde se obtiene el carné
para circular por la vida? ¿Dónde aprendemos a conducir el único vehículo que
nos acompañará durante toda nuestra vida? ¿Dónde aprendemos a conducirnos? La respuesta
más lógica debería ser en la auto-escuela, aunque creo que ese tipo de aprendizajes,
aunque importantes, se dan por supuestos.
Sería interesante que existieran escuelas (auto-escuelas) en
las que uno pudiera aprender sobre sí mismo. Aprender a conocerse, aprender a
manejarse y, por supuesto, donde también aprendiéramos las normas básicas de circulación
cuando salimos al camino y coincidimos con otros. Parte de este temario lo
recogía la asignatura de ciudadanía, aunque nuevamente parece que en el país de
las “lenguáticas” no queda tiempo para tonterías.
El temario podría incluir un módulo de mecánica básica, en el
que se explicara cómo realizar el mantenimiento y puesta a punto del vehículo.
Con ello se evitarían muchos de los sobresaltos que nos llevamos cuando se nos
encienden las luces rojas y perdemos el control sobre nuestras acciones,
llegando incluso al atropello en algunos casos. Bien es cierto que el
arrepentimiento y el perdón funcionan como airbags protectores, pero no es
conveniente abusar de ellos, pues está científicamente demostrado que su
eficacia disminuye con el uso.
También es importante familiarizarse con todas las
prestaciones que lleva nuestro vehículo de serie. Nos sorprendería el juego que
podemos sacarle a nuestro equipamiento básico. Quizás si aprendiéramos a
manejarlo bien no estaríamos tan obsesionados con incorporarle constantemente
los últimos accesorios y actualizaciones. Al final con tanto tuning en algunos
vehículos cuesta reconocer que marca y modelo son.
En las auto-escuelas nos enseñarían que nuestros vehículos no
están hechos para correr, sino para disfrutar del camino. Nos explicarían que
hay que ser cuidadosos con ellos, que nos tienen que durar toda la vida, que aunque
podemos hacer reparaciones, estas son caras y dolorosas. Nos enseñarían que más
importante que la chapa es el motor, que hay que llevar los cristales bien
limpios para poder ver con claridad, también los espejos retrovisores, no para
saber a quién dejamos atrás, sino para no olvidar de donde venimos. Y nos dirían
que es importante que nuestro habitáculo sea confortable, sobre todo para que
las personas que dejemos entrar se sientan cómodas y quieran acompañarnos en el
viaje. Nos recomendarían que reserváramos algún sitio para colgar la foto del “nocorrasqueteespero”. Nos insistirían en
que no viajamos solos y hay que señalizar con tiempo nuestros movimientos para
avisar a los otros conductores. Y, por supuesto, nos recodarían las normas
básicas en caso de accidente: la adecuada señalización y la obligación de
auxilio de todos los conductores.
Ya puestos, podríamos instaurar hasta un sistema de ITV
periódico, que nos revisará que todo funciona bien o nos aconsejara pequeños
cambios. Ahora, de lo de colocarse la pegatina en la frente yo paso.
¡FELIZ REFLEXIÓN!
Gracias por tan buenas palabras, muy buena reflexion. Saludos
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario y la valoración.
EliminarSaludos.
Qué buen paralelismo... me ha encantado.
ResponderEliminarGracias Rocío.
EliminarEstá super bien la reflexión, has acertado mucho. Yo hace poco me saqué el carnet de conducir... pero lo que yo quiero de verdad es conducir más y mejor mi vida, y no un coche.
ResponderEliminarBesos!
Por suerte aprender a conducirse es un aprendizaje que dura toda la vida. Así que no queda más que ser pacientes, disfrutarlo y no obsesionarse demasiado con los pequeños roces que tengamos mientras conducimos.
EliminarUn abrazo Idoia.
Sensacional paralelismo. Tomo muy buena nota.
ResponderEliminarGracias por el comentario, Bobby. Espero que te sirva la reflexión.
EliminarSaludos.