Vergüenza. Vergüenza y rabia. Esta es la sensación que me
quedó al escuchar las recientes declaraciones de la Ministra de Empleo Fátima
Bañez al referirse al “sangrante” éxodo de jóvenes que están abandonando
nuestro país en busca de oportunidades laborales que aquí somos incapaces de
ofrecerles. La Ministra se refirió a este proceso etiquetándolo como “movilidad exterior”. A este paso la RAE
va a publicar el diccionario de sinónimos y antónimos por entregas en los
kioscos, siempre y cuando no acaben por venderlo en formato pendrive, para que les quepa. Acto
seguido aderezó sus “desafortunadas” palabras con unas pizcas del consabido “y tú más”, al referirse a que durante la
anterior legislatura también habían abandonado el país más de 50.000 jóvenes.
La Ministra continuó diciendo que este es un fenómeno que
“hay que ver con normalidad” (con normalidad
preocupación diría yo), para acabar ensalzando las evidentes ventajas
formativas que tiene salir al extranjero y aprender “a sacarse las castañas del
fuego”. En este último punto he de reconocer que coincido con la opinión de la
ministra, aunque claro, no es lo mismo salir al extranjero a vivir la experiencia que salir para vivir (sin más).
Otro de los contundentes argumentos esgrimidos fue el
introducir el concepto de intercambio.
Ya que también es cierto que numerosos ciudadanos europeos llegan cada año a
nuestro país para residir en él. En esto deben haber firmado algún acuerdo
secreto, porque es verdad que por cada joven (sobradamente preparado) que
enviamos a Europa, ellos nos devuelven un par de alegres jubilados o
pensionistas para que puedan residir en alguna de las numerosas viviendas vacías
que se nos acumulan en la costa. A este paso pronto convertiremos el país en un
enorme Benidorm. De hecho me consta que Mª Jesús acaba de inaugurar una
academia para enseñar a tocar el acordeón. El INEM espera que este sea uno de
los oficios con más demanda en los próximos años.
Mientras tanto el desempleo juvenil ha superado el 55 %.
Mientras tanto, continuamos recortando salvajemente no solo en educación, sino
también en los programas formativos que a través de Ayuntamientos y
Asociaciones se encargaban de ofrecer formación y orientación laboral a jóvenes
y otros colectivos en desempleo. Tras las “bienintencionadas” declaraciones,
tras las nuevas etiquetas, tras las macabras estadísticas, continúan habitando
la oscuridad, la parálisis y el vacio. Se publican BOEs con las mil y una
medidas para la lucha contra el desempleo juvenil pero, en el fondo, todos esos
folios se resumen en unas pocas palabras: “Que cada cual se apañe como pueda”,
disfrazado, claro está, de “autoempleo para todos”.
En los últimos tiempos la idea que con más frecuencia se
escucha es la de importar el modelo de “formación
dual” de Alemania. Se vende esta fórmula como algo innovador, como algo
milagroso. Todo lo que viene de fuera es siempre más moderno y mejor. En el
fondo un “Bienvenido Mr. Marshall” más, solo que ahora adaptando la letra al “¡Alemaneeees! Os recibimos con alegría…”
Al final… ¿no será todo una maniobra del gobierno para ofrecer entretenimiento
a tanto jubilado alemán como tenemos en España?
¡FELIZ REFLEXIÓN!
Simpática pregunta nos haces Miguel... (que gracia no tiene la cosa, pero habrá que utlizar el humor porque esto no tiene ni pie ni cabeza. Coincido en tu enfoque. Para mi esto es una fuga de cerebros en toda regla!! Y es para alarmarse, porque no es lo mismo que una persona decida "moverse" por su propio interés a que se lo impongan, con lo que conlleva todo eso.
ResponderEliminarPero nada... ¿Lo dejaremos pasar como por "normalidad"? uff, de nunca me gustó la palabra "normal" ya que siempre me pregunto que quien es quien tiene que establecer lo que es normal o no... En fin, buena publicación.
Que pases un buen fin de semana!!
Es una perdida de talento sin precedentes. Sin duda los resultados de los recortes y la falta de políticas de estimulo al empleo juvenil y a la innovación nos saldrán caras. Solo que todo esto no se refleja en le corto plazo, en el PIB y en la Deuda de hoy, pero sin lugar a dudas se reflejará en los balances del futuro. Lo más grave no es el desarraigo de los jóvenes que se van, sino que perdemos las valiosas aportaciones y el talento que se llevan consigo.
ResponderEliminar¡Buen fin de semana también para ti, Maria Teresa!
Hola Miguel, tres de cuatro españoles que han salido de España hacia Alemania a trabajar viven allí en la pobreza o la indigencia. Son datos reales y reclamados por mis amigos de 90milciudadanos. Mientras en este lastimoso país seguimos creyendo en una formación a medida para las empresas donde los alumnos son abocados en un alto porcentaje a la realización de trabajos sin mediar ningún tutor para formar y revisar las tareas, propias de un empleado experto. Como sabes ando sabiendo un poco más de este tema actualmente. Y me tiro las manos a la cabeza con la utilización de esta formación dual que no está siendo aplicada como se hacía en las Escuelas Taller. Al contrario es una medida que crea más desempleo, pues la mano de obra gratuita y desamparada de tutela y formación, expulsa del mercado a la gente más preparada a cambio de una aberrante situación de estos alumnos que lejos de aprender lo que nos van a traer va a ser alguna desgracia personal. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Pablo. Encantado de poder contar con tu opinión aquí. Ya sabes que tus palabras son siempre bien recibidas. Creo que en este tema compartimos opiniones, no en vano, compartimos años de camino en esa lucha por la mejora continua de la formación profesional. La lastima, ya sabes, es que nunca se escucha a los que están en primera línea, a los que hablan desde las trincheras, a los que hablan con conocimiento de causa. No hay soluciones mágicas, cierto. Pero no hacer nada y dejar que las buenas ideas, los buenos proyectos y los magníficos profesionales se marchiten (o se exilien) se me antoja que es la peor de las soluciones.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.