miércoles, 10 de abril de 2013

EDIPO O LA CEGUERA DEL ALUMNO.


La historia de Edipo es una de las tragedias más conocidas de la mitología griega. Buena parte de su fama es debida a que Freud recuperó esta historia para ejemplificar su conocido complejo, sirviéndole de hilo conductor para explicar la tortuosa relación de los hijos con sus progenitores. En aquellos tiempos era común buscar la fuente de cualquier comportamiento anómalo en una mala resolución de los impulsos de amor-odio hacia los padres. Entonces (y también ahora) pasase lo que pasase, la culpa siempre era de los padres.

Edipo fue un niño abandonado por sus padres por miedo a la predicción del Oráculo que vaticinó que acabaría matando a su padre y casándose con su madre. Incapaces de acabar con la vida del pequeño, este es abandonado y finalmente recogido y criado como príncipe por el rey de Corinto, que no tenía hijos. Así, el joven Edipo creció ignorante de su verdadero origen, y también de su trágico destino.

Pasado el tiempo, la “casualidad-destino” hace que Edipo acabe con la vida de su padre en un cruce de caminos y, tras destruir a la esfinge, reclame la mano de la reina Yocasta, ahora viuda, completando la profecía. Transcurre un tiempo de prosperidad y felicidad. Son los años en que Edipo y Yocasta viven en brazos de la ignorancia. Pero este tiempo no es más que un subir para poder caer de más alto. Finalmente, el pasado llama a la puerta mostrándoles su verdadera identidad y desencadenando el trágico final: Yocasta, incapaz de asumir su incesto, acaba con su vida arrojándose al vacío.

Sin embargo, la escena que traigo hoy para reflexionar ocurre un poco antes, cuando Edipo descubre su verdadero origen y la predicción que lo acompaña desde el nacimiento. En ese momento, incrédulo, llama a Tiresias, el adivino ciego de palacio, y le recrimina que le hubiese ocultado la verdad, que le hubiese dejado vivir en la ignorancia. Ante las acusaciones de Edipo, Tiresias le contesta: “Era necesario que fueses tú quien quisiera saber toda la verdad. Era necesario que la descubrieras por ti mismo.” Tras escuchar las sabias palabras del adivino, Edipo decide arrancarse los ojos… ¿acaso le han servido para ver?

Las palabras de Tiresias muestran una de las grandes verdades que, recientemente gracias al coaching estoy descubriendo. Cuantas veces nos esforzamos por decirles a nuestros alumnos, a nuestros hijos, lo que tienen que hacer, como tienen que comportarse y, cuantas veces observamos que nuestras palabras, que nuestros esfuerzos caen en saco roto. El conocimiento nace de la necesidad, como dice el adivino. No hay más ciego que aquel que no quiere ver, remata, acertadamente en este caso, el refranero. Nadie aprenderá nada que no sienta que necesita saber. No existe aprendizaje sin motivo, no existe aprendizaje sin un para qué. Y, por mucho que nos empeñemos, los motivos y los para qués son personales e intransferibles.

Durante años tuve la sensación de chocar de frente contra un muro infranqueable con muchos de mis alumnos. ¿Cómo era posible que no entendieran? ¿Por qué no se esforzaban? ¿Por qué desaprovechaban sus talentos? ¿Por qué miraban sin ver? Descubrir las palabras de Tiresias supuso una liberación. Antes del qué siempre está el para qué. Antes de entrar dejen salir. Antes de hablar hay que aprender a escuchar.

Defendemos una educación pública, de calidad, universal y gratuita, pero… ¿Obligatoria? ¿Puede ser la educación Obligatoria?... ¿Existe el derecho a la ignorancia? Aquí reconozco que nado en un mar de dudas.

¡FELIZ REFLEXIÓN!

15 comentarios:

  1. No me atrevo a decir que hay un derecho a la ignorancia. Lo que si sé es que: "la ignorancia es muy atrevida" y esto en algunos momentos y contextos puede resultar muy beneficioso o provechoso. El pleno conocimiento no existe con lo que la consecuencia es que siempre seremos desconocedores de algo. Es muy dificil conocerlo todo pero bien es cierto que si reconocemos que somos ignorantes es un motor para ponernos en marcha y querer saber cada dia un poquito mas. Ahora bien entiendo que las capacidades de las personas, sus motivaciones, necesidades y situaciones son muy diferentes con lo que su nivel de conocimiento o desconocimiento (podemos decir ignorancia) son muy diferentes. Animar a nuestros alumnos o simplemente a las personas de nuestro alrededor a conocer cada dia nuevas cosas y aceptar que todos somos ignorantes en algunos aspectos i en fin.....

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    1. Es cierto que todos somos siempre ignorantes en muchos aspectos, lo que me preocupa son los jóvenes que deciden sacar partido de esa ignorancia, emplearla como excusa para justificar la inacción. Quizás sea un derecho, pero toda acción comporta consecuencias. Y las consecuencias de la ignorancia son demoledoras.

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  2. MUY BUENO TU ARTÍCULO. CREO QUE UN PUEBLO QUE IGNORA, NO ESTÁ PREPARADO PARA HACER CAMBIOS SOCIALES DESDE UN ROL ACTIVO, PORQUE LA REALIDAD SE CONSTRUYE, LA CONSTRUIMOS. TAMBIÉN CREO QUE APRENDEMOS DESDE QUE NACEMOS HASTA EL ÚLTIMO DÍA DE NUESTRAS VIDAS.
    EL QUE ENSEÑA APRENDE Y EL QUE APRENDE TAMBIÉN ENSEÑA, "ENSEÑAJE" COMO DECÍA PICHON RIVIERE.
    LOS PSICÓLOGOS SABEMOS QUE EL QUE SABE ES EL PACIENTE, SÓLO QUE NO SABE QUE SABE! EN RELACIÓN A SU HISTORIA, Y EN EL MARAVILLOSO Y DOLOROSO CAMINO DE DESCUBRIRSE Y PESQUISAR LO QUE ESTÁ REPRIMIDO EN SU INCONSCIENTE, ALLÍ ESTÁ EL ANALISTA CON ÉTICA , COMPROMISO PARA PODER ELABORAR LOS DOLORES Y CONFLICTOS QUE QUEDARON GRABADOS Y AL SALIR, LOGRAN DARLE SENTIDO. TE MANDO UN ABRAZO!

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    1. Saludos Viviana. Me gusta la palabra "enseñaje", en realidad la enseñanza y el aprendizaje son la misma cosa, dos caras de la misma moneda. Lo cierto es que enseñar es la manera más contundente de aprender. Cierto es también que cada cual es quien mejor se conoce y sabe de sus necesidades, de sus males y también de sus remedios. Mejor nos iría a todos si antes de lanzarnos a aconsejar, como si fuésemos poseedores de verdades universales, dedicáramos más tiempo a escuchar.

      Un abrazo.

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  3. "Cada vez que enseñes, enseña también a dudar de aquello que enseñas" J.Ortega y Gasset

    Aprender a dudar y aprender a hacer buenas preguntas que uno mismo deba responder creo que es el mejor aprendizaje que podemos hacer como seres humanos. El conocimiento ya esta ahí. La forma de utilizar ese conocimiento para entender el mundo es un proceso individual e íntimo. Y ahí es donde debemos guiar y estimular a nuestros niños y jóvenes.

    Como dice Shunryu Suzuki Roshi: " Nos volvemos sabios haciendo preguntas, y aún si éstas no son respondidas nos volvemos sabios, porque una pregunta bien hecha lleva su respuesta en la espalda, así como un caracol lleva su caparazón"

    Gracias por la reflexión, Miguel.
    Un abrazo

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    1. Uno de los pensamientos más profundos que he escuchado estos últimos días esta relacionado con la frase de Suzuki Rosi que citas. Hace unos días alguien me dijo que las preguntas importantes no se formulan para obtener respuestas, sino para plantar la semilla de la reflexión en quien la escucha. Desde entonces más que nunca no busco preguntas con respuesta, sino preguntas con reflexión.

      Un abrazo Bea.

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  4. Me parece muy interesante tu reflexión Miguel. Para mí, el problema es ¿ qué enseñamos?.A veces los docentes tenemos un mapa del que no salimos y nos cerramos a otras interpretaciones. Sin ir más lejos, en el campo de la Egiptología se mantienen presupuestos de comienzos del siglo XX, de dudosa rigurosidad científica. Pero,¡ lo qué cuesta cambiar el chip!. A nuestros críos les imponemos un aprendizaje y olvidamos aquellos valores que hay que cultivar. Para mí el lacre de estos años no es la crisis económica, sino la crisis de valores. Un fuerte abrazo amigo.

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    1. Hola Javier. Gracias por pasarte y por opinar. Uno de los motivos por los que empece a escribir este blog es el convencimiento de que la actual situación ha sido provocada por una crisis en los valores, la económica es sólo consecuencia de la primera, es solo el síntoma, no la causa.

      Respecto a tu primera observación creo que lo de menos es el qué enseñamos, creo que donde hay que poner el acento es en el cómo enseñamos. Si partimos de la máxima de escuchar antes de hablar, si somos sensibles a las inquietudes y necesidades de nuestros alumnos en vez de tratar de imponer el programa establecido, es probable que podamos sembrar la semilla de la curiosidad en nuestros alumnos. Y, con independencia de la puntuación que obtengan en un examen, esa será una actitud que germinará en ellos y los convertirá en eternos aprendices.

      Un fuerte abrazo Javier.

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  5. Una entrada genial, con una reflexión muy interesante. Enhorabuena. Diría a tu pregunta, que más que un derecho a la ignorancia, si que debe haber un derecho a no querer ser educado con el sistema actual, a negarse a recibir una educación con un enfoque y un sistema que no te motiva.

    En mi opinión a veces los maestros y/o los padres estamos tan implicados en hacer entrar en el sistema (educativo, social... etc) a nuestros jóvenes que a veces nos olvidamos de lo principal... Y es educarlos desde que nacen a ser felices, a aprender a encontrar su vocación, a plantearse objetivos, a potenciar sus virtudes innatas, a saber colocar u organizar bien su escala de valores así como a gestionar bien la inteligencia emocional... A mi modo de ver en esos pilares se debe apoyar toda enseñanza o aprendizaje, ya que sin ellos todo lo que quieras construir tarde o temprano se caerá.

    Necesitamos un cambio del sistema tanto social, familiar, educativo... que se centre más en la persona, que dejemos a un lado la competitividad y la comparación a la hora de la formación de cualquier persona y también dejar un poco de lado eso de cumplir determinado curriculum a determinada edad, asi como en casa "dejar de predecir" o mejor dicho dejar de pensar por nuestros hijos y desde que nacen enseñarlos a decidir y a tomar decisiones/responsabilidades...

    Hace poco hablaba con alguien que me decía que esto era una utopía y que me bajara de la nube... Yo no digo que sea fácil, creo que tenemos que "desaprender" para volver a aprender a hacer las cosas. ¡¡Es muy complicado, pero a mi entender, no es imposible!!

    Un saludo!!

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    1. Saludos Maria Teresa. Muchas gracias por tus comentarios y aportaciones siempre interesantes. Desde luego comparto contigo esa necesidad imperiosa de cambio en nuestro sistema educativo caracterizado por elevadas tasas de abandono por un lado, y por elevadas tasas de desempleo por otro.

      Opino que el sistema es demasiado rígido, demasiado academicista, demasiado cerrado. Quizás porque políticamente siempre se ha estado muy pendiente de la educación, pero no para fomentarla, sino para controlarla. Sirvan como ejemplo los continuos cambios legislativos.

      Partimos a principio de curso de pormenorizadas programaciones que recogen todos los objetivos, actividades y recursos, todo está escrito, todo está cerrado. Y entonces esperamos a que llegue el alumno tipo y que se ajuste a nuestra programación. Resultado: Siempre habrá alumnos que no se ajusten, que se rebelen y que, con la suficiente edad y cansados del sistema lo abandonen.

      Los profesores deberíamos ser sastres capaces de hacer trajes a medida de nuestros alumnos, de adaptar los contenidos a sus inquietudes y necesidades, de dar respuestas en lugar de formular problemas. Es difícil? Cierto, pero también apasionante. Es caro? Cierto, pero más caro es seguir sin hacer nada.

      Un fuerte abrazo Maria Teresa.

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    2. Totalmente de acuerdo Miguel, es difícil, pero apasionante y lo mejor de todo es que creo que es posible, solo que aún no tenemos todas las herramientas o recursos disponibles y no me refiero a los materiales, me refiero a los humanos al enfoque a creer colectivamente en que la educación debe concebirse de esa manera, ya que no todos los alumnos son iguales, ni todos los entornos. Me remito a mi primer comentario, creo que tenemos que dar prioridad a educar para ser felices, lo demás va unido, pero actualmente se educa para ser productivo para el sistema, si no entras en esas escalas, te tachan de "raro" "diferente" con un sentido peyorativo por lo tanto produce frustración... En fin, podriamos estar horas hablando de esto!!

      Un abrazo!!

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  6. Creo que el concepto es lo que está equivocado. No es "educación" lo que se imparte de manera "obligatoria", sino instrucción.

    Lo que hace el docente es instruir a sus educandos en diferentes aspectos disciplinarios para nutrirlos de información útil, a partir de la cual los educandos pueden integrarse en el mejor de los casos sin grandes conflictos, a la sociedad que los alberga.

    La educación pública entendida por tal creo que constituye un derecho inalienable, pero no lo es todo, porque en el amplio campo de la condición humana, la educación/instrucción, en todos sus niveles académicos no formará seres humanos sino personas capacitadas "para algo".

    Luego viene el asunto de la formación de pensamiento.

    El docente que enfrenta al educando debe tener claro que es un inductor o un buffer para que los otros, esos otros a los que "enseña algo" puedan crear pensamiento propio. El rol docente no debe limitarse solamente a "instruir" sino que toda instrucción nace de una internalización racional de los conceptos que se adquieren y de allí generan una actitud frente a la sociedad, independientemente de la disciplina.

    Creo que en ese punto de inflexión está la falla de los sistemas educativos. Docentes mal capacitados para comprender su función y sus extensiones y alumnos que no encuentran referentes que les "abran la cabeza" más allá de los límites del dos+dos.

    La constitución de políticas educativas que fabriquen seres pensantes parece estar de modè, cuando debería ser la base fundamental de todo aprendizaje: los para qué, los porqué. No se trata de plantear la Historia (por ejemplo, que es mi rama) como una abstracción, sino concientizar al alumnado de que cada paso en sus vidas en parte de la fabricación de la Historia que luego van a leer en los libros sus nietos.

    El docente no educa, repito. Instruye y en algunos casos lo hace como puede, con una escasez de recursos pedagógicos y comunicacionales para con sus educandos que cierra aún más las puertas que justamente deben no solo abrirse sino además, ampliarse.

    Luego cada quien elegirá que ignorar, a qué no hacer caso o hacia dónde sus pasos irán más seguros. Se educará en la vida si consigue aprender cómo es vivir utilizando o no las herramientas que la instrucción pudo o no darle.

    Shalom

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    1. De a cuerdo con tu distinción entre instrucción y educación. Sin embargo creo que no es cuestión de la "etiqueta" que utilicemos, sino de la realidad que nos encontramos. A la hora de educar (tanto como profesores como padres) tendemos a imponer nuestros criterios, nuestros juicios, nuestros objetivos. Hay jóvenes que coinciden y pueden ajustarse a estos patrones y, hay otros a los que les supone un esfuerzo mayor. Puesto que la educación es una carrera maratoniana, este esfuerzo acabará pasando factura en forma de abandono y violencia.

      Completamente de acuerdo contigo en que lo que hay que revisar son los para qués de la educación, y aquí creo que se trata más de intenciones, de voluntades, que de recursos. Educar para vivir. Para vivir el futuro, para vivir en la incertidumbre, en el asombro. No para vivir repitiendo esquemas y modelos del pasado.

      Saludos.

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  7. Una frase preside mi blog: "Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia. Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego". Apuesto por el conocimiento, pero en alguna ocasión yo decido ser ignorante.

    Debemos trabajar entre todos (padres, profesores,...) para que los niños-adolescentes tengan el máximo conocimiento de las cosas y que con la madurez ellos decidan si en alguna ocasión tienen que usar la ignorancia. Quien no ha dicho "no quiero saber tal o cual cosa" con la simple intención de no agravar el tema.

    Con tu entrada he conocido algo nuevo que dice algo así como que "las preguntas importantes no se formulan para obtener respuestas, sino para plantar la semilla de la reflexión en quien la escucha". Desde pequeñita siempre he sido "una preguntona" (conocer el porqué de las cosas). Puede que mis preguntas no fuesen demasiado importantes para el que las escuchaba pero sí lo eran para mí. La ignorancia hace a las personas pobres.

    En mis clases formulo preguntas todos los días para hacer pensar-reflexionar a mis alumnos. No espero respuestas. Ellos deciden su vida, su futuro,....yo sólo les acompaño en el camino.

    Gracias por tus pensamientos en voz alta porque nos enriquece el alma.

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    1. Creo que la principal habilidad de un educador debería ser precisamente esa, la habilidad de formular buenas preguntas. Porque lo importante es que cada cual encuentre sus respuestas, las suyas, las que a él le sirven. Por desgracia estamos demasiado acostumbrados no solo a esperar respuestas e instrucciones concretas, sino también a darlas. Como profesores, como padres, decimos a nuestros alumnos como tienen que hacer las cosas, como tienen que comportarse. Porque nosotros sabemos y ellos no. Lo ideal sería que a través de nuestras preguntas pudiésemos despertar en ellos el saber latente que encierran, de modo que cada cual pudiera encontrar SU respuesta.

      Efectivamente Ana, para conseguir esto, el primer paso es caminar como compañeros de viaje, no como guías.

      Mil gracias por enriquecer el camino con tu compañía Ana.
      Un abrazo!

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