Son muchas preguntas y me parece interesante realizar
esta reflexión partiendo del ejemplo mostrado en el cortometraje de Sergio Barrejón “El encargado” y de la situación mostrada en un día “normal” de
clase.
Imagino al padre (la madre) de Martín, el
protagonistas de este cortometraje, cuando al llegar a casa le preguntan a su
hijo: ¿Qué tal el día, Martín?, ¿Qué has aprendido hoy? El chaval contesta: “En
cono estamos dando las partes de la
flor. Don Manuel nos ha explicado el proceso de polinización y las partes de la
flor”. Los padres sonríen satisfechos, orgullosos. Su hijo es aplicado,
obediente, estudioso y va “por el buen
camino”. Esa noche duermen tranquilos y confiados, se sienten seguros,
sienten que están haciendo lo correcto.
Martín en cambio tarda en conciliar el sueño, se
siente atemorizado ante las amenazas de Luis. Se ha sentido ridículo e
insultado ante el resto de sus compañeros. Mañana será un día difícil, tendrá
que encajar como pueda la colección de risas, amenazas, desprecios y burlas por
parte de los compañeros. Con la certeza de que se ha comportado de manera
estúpida. Arrepentido, finalmente se duerme, vencido por el cansancio.
Martín podría
haber aprendido ese día el valor de la dignidad, de la justicia, la
importancia de luchar por mantener unos principios en los que creemos, de
luchar por lo que consideramos justo, de desafiar la tiranía. Podría haber aprendido la importancia de
controlar la cólera, la importancia de no responder a provocaciones carentes de
argumentos. Podría haber aprendido a
confiar en que existe una autoridad que vela por nosotros y nos protege cuando
actuamos al amparo de las normas y la justicia.
Pero Martín ha
aprendido hoy otra lección, quizás más importante, quizá más útil para la
vida: que no hay que atreverse a desafiar a los poderosos, que no vale la pena
enfrentarse al orden establecido, que el precio de ser osado es caro y que
viene más a cuenta agachar la cabeza y aguantar las humillaciones. ¡Ya
escampará!.
Escucho atónito como varias asociaciones insisten en
que la educación debe olvidarse de educar en valores, que la educación moral
debe quedar relegada al ámbito familiar y que se debe evitar influir y
contaminar el espíritu de los pequeños. La escuela debe dedicarse a transmitir
los conocimientos del curriculum. Debe dotar a los pequeños de los
conocimientos necesarios para continuar trepando por el árbol del sistema
educativo y que puedan llegar cuanto más alto mejor. Debe centrarse en elevar
el nivel de conocimientos del alumnado y evitar las elevadas tasas de fracaso
escolar. Debe dedicarse como ironiza Ken Robinson a formar profesores
universitarios.
¿Acaso se puede evitar que la clase sea un espacio de
convivencia y de interrelación?, ¿se puede evitar que el niño, en tanto que
miembro de un grupo, aprenda el valor de unas normas y unos principios de
convivencia? ¿Podemos evitar los profesores ser ejemplo para sus alumnos? ¿Se
puede mantener tal nivel de asepsia e imparcialidad? Creo que el debate no es
si en la escuela se deben trabajar aspectos como la ética, la moral o los
valores. El debate es qué valores vamos a potenciar, qué valores nos definen
como sociedad y cómo vamos a trasladarlos, no en el curriculum, sino en la
propia convivencia del centro. De lo contrario la educación en valores, en
actitudes, la educación emocional se abrirá paso, como en el cortometraje, de
manera descontrolada, de manera autodidacta, con resultados, a largo plazo,
catastróficos.
Como padres delegamos en la escuela una parte
importante de la educación de nuestros hijos, pero también la delegamos en su
grupo de amigos, en sus monitores, entrenadores, abuelos, programas de
televisión, vecinos, etc, aunque aquí ya no seamos tan conscientes de ello. Es,
como dice Marina, la gran
tribu la que educa a nuestros hijos. Y esto es algo que no podemos evitar,
y en gran medida tampoco controlar. No podemos pretender mantener a nuestro
hijos encerrados en una urna de forma que controlemos cuales son los
contenidos, argumentos e ideas que van a aprender. Por tanto sólo nos queda la
opción de fomentar en ellos un espíritu crítico, y confiar que ello les proteja
y les ayude a tomar las decisiones adecuadas cuando lo necesiten. Y para ello
sólo contamos con un arma eficaz: el
ejemplo. Nuestro ejemplo como padres y como maestros será la única herencia
que les vamos a dejar. Todo lo demás pasará con el tiempo, quedará en el cajón
del olvido.
La asignatura de educación para la ciudadanía se
desangra estos días víctima del fuego cruzado de los políticos. No era la
panacea, la asignatura no estaba bien enfocada, (¿cómo se puede encerrar esta
asignatura en un aburrido libro de texto plagado de definiciones?, ¿también
esto se tiene que memorizar?), pero era un paso en la buena dirección.
La educación debe caminar de acuerdo con los tiempos.
La etapa de la educación como mero transmisor de conocimientos ha llegado a su
fin. Es la hora de la educación en valores, de la ética, del pensamiento
crítico, de la inteligencia emocional, de la filosofía, de la psicología, de la
ecología. Es la hora de empujar a los polluelos para que se atrevan a dar el
salto y vuelen solos, que experimenten, que se arriesguen, que caigan y que se
levanten de nuevo.
La educación basada en el saber, el modelo que nació
con la revolución industrial, debe dejar paso a la nueva educación del siglo
XXI, la educación basada en el crecimiento personal, la educación del saber ser.
¡FELIZ REFLEXIÓN!
Desde luego que comparto contigo el modelo educativo que propones. La educación está malherida. Gran culpa del estado actual de cosas en que nos encontramos lo tenemos los padres, que en gran medida (aunque creo que este no es mi caso) hemos relegado, como dices, la educación integral de nuestros hijos en la 'escuela'. Otra gran parte la tiene los políticos, y una parcela muy importante la sociedad en la que vivimos, en los valores que no hemos sido capaces de transmitir a las nuevas generaciones como el esfuerzo, la perseverancia, la responsabilidad...
ResponderEliminarEn fin, creo que todos debemos de poner de nuestra parte para que las cosas cambien...
Un saludo.
Me quedo con la parte final de tu comentario Aurelio. No se trata de buscar culpables sino de aplicar soluciones, y aquí, todos tenemos mucho que aportar.
ResponderEliminarLa educación necesariamente cambiará, más bien pronto que tarde. Aunque lo ideal sería que esos cambios nacieran de una reflexión profunda sobre qué queremos ofrecerles a nuestros jóvenes, sobre qué sociedad queremos ser. Lo triste es que estos cambios los impongan las circunstancias y que vayamos a remolque de ellas por no tener suficiente previsión y altura de miras.
Un saludo.
Me ha parecido un vídeo muy bueno y unas reflexiones muy acertadas; poco más se puede añadir, porque estamos de acuerdo en la importancia que tiene poder educar a nuestros hijos y a nuestros alumnos con unos valores, de lo contrario el mundo se convertirá en un "lugar que albergue salvajes".
ResponderEliminarAdquirir conocimiento está muy bien, pero hoy en día existe muchas opciones de buscar información y llegar a ese conocimiento sin necesidad de saber TODO de memoria. Es más importante saber buscar, investigar, descubrir, criticar y reflexionar.
Muchas gracias por vuestras aportaciones. Un saludo.
Completamente de acuerdo Ana. Lo importante es cómo lleguemos a ese conocimiento. Si puede ser a través del descubrimiento mejor que a través de la imposición. ¿No crees? Saludos.
EliminarEL AULA DEBE CONVERTIRSE EN UNA COMUNIDAD DONDE SE PRACTICA LAS NORMAS SOCIALES.
EliminarJustament huí, de tornada de la feina, una amiga i jo debatiem sobre este asunt. Estic cansada d'escoltar a gent dir que "lleva a sus hijos a los mejores colegios", i sol passar, no vuic generalitzar, que en esos "mejores colegios" et trobes en nanos que són super exigents. Exigents i sense capacitat de valorar les coses, les xicotetes coses que són realment les importants. Ademés detectes de seguida que coneixen perfectament els seus drets, fins al punt d'haver tingut que escoltar " ojalá me hubiese atropellado un coche así mis padres te denunciaban y tu te la cargabas" ( i parle d'un xiquet de 10anys). El problema és que coneixen els seus drets però no les seues obligacions, potser perquè els pares no s'hagen parat.a explicar- los el valor de les coses, potser perquè els ho donen tot i no sàpien el que costa de guanyar.
ResponderEliminarEstic d'acord en que, els pares, els mestres, els monitors... tots són un model per a l'educació d'un xiquet, però el pilar fonamental són els pares. I la gran majoria de vegades, quan tens un problema en algun xiquet i apareixen els progenitors entens perfectament el comportament que té i dius alló de " de tal palo tal astilla" o "de casta le viene al galgo".
No podem responsabilitzar als demés de l'educació dels nostres fills i nosaltres dir tan sols que "los llevamos a los mejores colegios".
Senc haver-me estes tant, però just hui tenia la reflexió fresqueta.
Salutacions
Hola Laura. Jo també he viscut eixes situacions alguna vegada. Tens raó en lo de que els pares som el principal model per als nostres fills, i que vist el comportament de alguns alumnes pots "adivinar" com son els pares.
EliminarEs cert tambè que de vegades es delega excesivament en les escoles. En quant hi ha algun problema correm a l'escola a exigir responsabilitats i buscar culpables. Desgraciadament molts joves han tingut les coses massa facils, i no han aprés una lliço fonamental, la de la tolerancia a la frustració, la de que, de vegades, les coses no eixem com tú tenies pensat, i llavors... no passa res.
Gracies pel teu comentari.