viernes, 7 de diciembre de 2012

DE LA CULTURA DE LA QUEJA A LA CULTURA DE LA INICIATIVA.

Si vives convencido de que tienes todos los derechos, crees que la única razón de tu insatisfacción es que alguien no te los ha dado. Y de ese modo pierdes la oportunidad de tener responsabilidades. Y, por ello, eres desgraciado, porque pierdes el control sobre tu propia existencia.
El texto que cito textualmente está sacado de una entrevista publicada en el diario ABC, en la que el maestro hinduista, Swami (maestro)  Parthasarathy aporta su visión sobre el deterioro de la cultura occidental. En mi opinión sus palabras descubren uno de los grandes lastres que nos está evitando encontrar el camino de salida a la crisis que padecemos.
Observo a mis alumnos en el tramo final de nuestro proceso formativo y mi preocupación actual ya no es si podrán encontrar un puesto de trabajo en los próximos meses, si los conocimientos y habilidades adquiridos en estos años les servirán para desarrollarse profesionalmente, sino que me preocupa en mayor medida su capacidad para ser felices.
Acuñamos y utilizamos con dureza, casi con crueldad, expresiones como “ninis” o “generación perdida” para referirnos a ellos, a nuestros jóvenes, sin pensar en la repercusión de nuestras palabras. Muchas veces no sopesamos el significado de nuestras palabras. Perdida es una palabra muy grande, muy amarga, muy irreversible, muy catastrofista.
Lo que sí es cierto es que esta crisis ha pillado con el pie cambiado a muchos jóvenes. Mis alumnos crecieron convencidos que eran merecedores de todos los derechos, de que la vida les serviría permanentemente oportunidades en bandeja, de que el mundo era un lugar amable en el que la fiesta y la alegría estaban garantizadas. Crecieron como polluelos sobreprotegidos, por sus padres, por la administración, y ahora la realidad les golpea en la cara.
El esfuerzo, la constancia, el sacrificio, la responsabilidad, eran simples palabras bonitas escritas en los libros de cuentos, el argumento de algunas películas americanas, y poco más. La realidad, la de la calle, la de la televisión, la de los vecinos del 5º, la de los colegas del barrio, era otra. El dinero crece en los árboles y sólo hay que cogerlo y gastarlo. Descubierto el engaño aparece, no ya la lógica frustración, sino la insatisfacción y la queja.
Refugiados en un eterno estado de inmadurez, algunos jóvenes se afanan en pedir el libro de reclamaciones. “Nadie me dijo que esto funcionaba así”. La queja, la acusación, la búsqueda de culpables, no deja espacio a la autocrítica. Incapacitados para asumir responsabilidades, no encuentran otro camino que la acusación. Encerrados en una coraza de victimismo y pertrechados con cientos de excusas, esperan a que la solución les venga caída del cielo.
Este es uno de los grandes obstáculos para la recuperación de esa generación a la que con tanta facilidad damos por perdida. Debemos dejar de buscar soluciones fuera para empezar a buscarlas dentro de nosotros mismos, dentro de ellos mismos. Los jóvenes son como aquel elefante de Bucay atado a la estaca. En su interior se esconden todas las respuestas, pero hay que empezar a buscarlas. “Dejemos de echar la culpa a los demás y corrijamos nuestra actitud”, aconseja Parthasarathy. Afrontemos los problemas como retos, como oportunidades de crecimiento, como ejercicios de maduración personal. Aparquemos la exigencia y el reproche y asumamos el protagonismo de nuestras vidas. Eduardo Galeano lo resume al decir “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Como dice alguien que conozco: “¡me encanta no, lo siguiente!”
Este es el reto más importante que tiene ante si los programas formativos dirigidos a la juventud. Tenemos que dejar a un lado los conocimientos y habilidades para empezar a trabajar con las actitudes. Tenemos que tener fe en nuestros jóvenes, son nuestro futuro. Tenemos que ayudar a que ellos recuperen la fe en sí mismos. Y esto no es fácil, al fin y al cabo llevamos varios años enseñándoles justo lo contrario.
¡FELIZ REFLEXIÓN!

6 comentarios:

  1. Me súper encanta,no, el següent! Ha vingut en un gran moment i d'una persona estimada...No es pot demanar més!Enhorabona, com sempre!

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    1. Me encanta que te super encante! Gràcies per participar i per compartir-ho.

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  2. Comparto esta postura llena de realidad, y concuerdo con que asumir es la parte elemental, yo opino que no están reñidas las posturas de la habilidad con las aptitudes, sino mas bien hay que unificar haciendo un equilibrio entre ambas y compensarlas con un autoreconocimiento de sí mismo. Felilcidades

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    1. Hola Angy, gracias por pasarte y compartir. Efectivamente asumir responsabilidades y conocerse son dos pasos importantes para aprender. Por desgracia muchas veces nos encontramos más cómodos en el terreno de la queja que en el de los retos. Saludos.

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  3. Me encanta la frase de Galeano. Y últimamente no paro de hablar de este tema: la responsabilidad. ¿Pero cómo vamos a ser responsables de nada ni de nadie si antes no somos responsables de nosotros mismos? Somos los únicos responsables de nuestras decisiones, de nuestras elecciones y de nuestros pensamientos y sentimientos. Por duro que parezca a priori, no hay nada mejor que la "libertad que da la responsabilidad".
    Un saludo, Miguel.

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    1. A mi también me encanta esta frase de Galeano. Como bien dices no solo somos responsables de nuestros pensamientos y emociones, sino que somos nosotros los que los generamos y gestionamos. En gran parte decidimos como nos sentimos la mayor parte del tiempo. Lo triste es que no estemos acostumbrados a elegir, y en demasiadas ocasiones nos dejemos gobernar por la tiranía de emociones destructivas. Creo que coincido contigo al reclamar más educación emocional en nuestras vidas.
      Un abrazo Bea. Mil gracias por pasarte y comentar.

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