jueves, 20 de septiembre de 2012

DUEÑOS DE NUESTRO TIEMPO

Me encanta la nueva campaña que ha lanzado la FAD para concienciar sobre el consumo de alcohol entre los jóvenes. La campaña parte del dato de que los jóvenes españoles dedican como media 144 horas al consumo de alcohol durante los meses de verano. Partiendo de aquí la FAD lanza una propuesta tremendamente poderosa: ¿qué ocurriría si ese tiempo lo dedicásemos a otra cosa? Esta es su particular invitación, su provocación, su puerta entreabierta al cambio.

En concreto la campaña utiliza como ejemplo a Pablo, un joven de 21 años, al que le proponen la experiencia de convertir sus 144 horas de teórico consumo en un curso para aprender surf desde cero. Aquí arranca la propuesta olasxcopas cuyos resultados pueden verse en la web 144horas.com.

Me gusta la campaña no tanto por lo que dice sino por lo que insinúa. En el fondo, la propuesta de la FAD encierra el mensaje de que si continuas haciendo siempre lo mismo (en este caso beber), los resultados que obtengas serán siempre los mismos (borrachera, sensación de pérdida de tiempo, apatía, etc.), pero si te planteas intentar algo distinto (aprender surf o lo que sea)… entonces… entonces te adentras en un mundo mágico lleno de posibilidades, donde el futuro se convierte en un libro con todas sus páginas en blanco.

Me gusta porque me parece una fórmula potente para desmantelar excusas: Es que no tengo tiempo, es que es muy difícil, es que yo no valgo, es que yo soy así,… toda esta palabrería se viene abajo observando el ejemplo de Pablo, que nos demuestra que dedicándole unas pocas horas a la semana podemos conseguir casi cualquier cosa que nos propongamos. Es cuestión de decisión y de voluntad. Cada uno es responsable de sus propias decisiones y de cómo emplea su tiempo. Tenemos que ser conscientes de que en el momento de tomar una decisión elegimos no sólo lo que vamos a hacer, sino también lo que  vamos a dejar de hacer, lo que descartamos. Como muy bien recalca el lema de la FAD “el tiempo que le dedicas al alcohol, se lo quitas a todo lo demás”. Y esta afirmación es válida para muchos ámbitos de la vida.

Estos días los periódicos vuelven a hacerse eco del alarmante aumento en España de los jóvenes que ni estudian-ni trabajan, a tenor de la publicación de un reciente informe de la OCDE. En mi cabeza se mezclan ambas noticias: ¿No podríamos iniciar una campaña para invitar a estos jóvenes a que dediquen 144 horas a aprender algo desde cero? No importa el qué, lo que sea: punto de cruz, encaje de bolillos, malabares, papiroflexia, cocinar con queso de Burgos, construir catedrales con palillos,... Porque al final lo importante es disfrutar la experiencia, valorar el esfuerzo realizado, sentirse satisfecho con los logros conseguidos, apreciar la oportunidad y valorar el tiempo, cada uno de los minutos de esas 144 horas como algo valioso. El poso que dejan estas experiencias es que uno es dueño de su tiempo y responsable de sus decisiones, previene de caer en el victimismo y la apatía y nos proporciona la oportunidad de coger las riendas de nuestra vida.

No escoger, no decidir, dejarse llevar por las circunstancias, es también una elección. Instalarse en el victimismo, en el desencanto, en la parálisis, en el “ninismo”, supone también una elección personal. Quizá la peor de las elecciones posibles, porque supone dejar nuestro futuro en manos de la suerte o de otras personas. Si rechazamos ser dueños de nuestro tiempo y nuestras decisiones, si rechazamos ser protagonistas de nuestras vidas, otros estarán encantados de aprovechar las oportunidades que nosotros dejamos pasar. “Fracasar es dejar de intentarlo” les recalco continuamente a mis alumnos, e intento que se agarren al tablón de sus estudios para mantenerse a flote, para mantenerse dueños de su tiempo y responsables de sus decisiones.

Detrás de cualquier proceso de aprendizaje, como el de Pablo, encontramos una oportunidad de aumentar nuestra autoestima, de sentirnos poderosos, orgullosos de nuestros logros. No es sólo lo que aprendemos, es sobre todo como nos sentimos. En el país de los “ninis” necesitamos urgentemente “cursos de surf”, experiencias y ejemplos que les enseñen a nuestros jóvenes a cabalgar sobre las olas de su futuro.



¡FELIZ REFLEXIÓN! 

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