miércoles, 4 de abril de 2012

APRENDER HACIENDO: UNA FÓRMULA VÁLIDA.

Inicio el artículo de hoy reproduciendo de manera textual una cita que aparece en una publicación del Ministerio de Trabajo. El texto dice, tal cual, lo siguiente: “En estos años se produce una crisis generalizada de las economías de los países industriales que se traduce, entre otros efectos, en un aumento sin precedentes del desempleo.

La crisis, aunque general, afecta de manera especialmente aguda a España. En nuestro país […] el paro estimado supone cerca del 22 % de la población activa, el doble de la media de paro que en Europa y, más específicamente afecta al desempleo juvenil en los menores de 25 años cuyo porcentaje se acerca al 47 %, también prácticamente el doble que el del resto de países europeos en su conjunto.”

Esta cita aparentemente tan de actualidad, tan reciente, la he extraído de una guía divulgativa sobre el programa de Escuelas Taller y Casas de Oficios publicada por el Ministerio de Trabajo en el año 2000. Los datos de desempleo que se citan corresponden a mediados de los años 80 y se refieren al contexto económico y social en el que surge en España este Programa formativo.

Aunque cueste recordarlo, hace 30 años España atravesaba una situación económica y laboral calcada a la actual, con elevadísimos porcentajes de desempleo, sobre todo juvenil y que representaban el doble que sus países vecinos. En aquella coyuntura surge una solución imaginativa que pretende hacer frente al desempleo juvenil al mismo tiempo que fomentar la iniciativa emprendedora entre los más jóvenes. El Programa de Escuelas Taller se implanta a partir del año 1985 y sus extraordinarios resultados provocan que esta experiencia se exporte con éxito a otros países europeos y, años después, también a Sudamérica.

La idea es tremendamente sencilla (la mayoría de las ideas geniales lo son) y parte de poner en relación tres elementos que confluían en ese momento en España: Un alto volumen de jóvenes desempleados y con bajo nivel formativo, un grupo de maestros artesanos, muchos jubilados, y con una muy alta cualificación en oficios en peligro de desaparición y un rico patrimonio histórico artístico degradado debido a la carencia de estructuras de conservación y mantenimiento.

El programa acuña desde sus inicios una filosofía basada en el lema “aprender trabajando” e involucra a cientos de jóvenes en la rehabilitación de edificios o parajes propios de su zona, vinculados a su patrimonio cultural o natural, al mismo tiempo que aprenden un oficio y, elemento fundamental, elevan su autoestima. Las ventajas de la iniciativa son múltiples: Al mismo tiempo que se recupera buena parte del patrimonio local, un nutrido grupo de jóvenes ve multiplicadas sus posibilidades de incorporarse con garantías al mercado laboral al ofrecer un alto nivel de formación y experiencia, basado en un aprendizaje eminentemente práctico realizado “a pie de obra”. Los resultados no tardan en llegar y durante años el Programa de Escuelas Taller se convierte en una de las iniciativas estrella dentro de las Políticas Activas de Empleo.

El Programa promovido por Ayuntamientos, Mancomunidades y Entidades sin ánimo de lucro se convertirá con el tiempo en una poderosa herramienta para recuperar a miles de alumnos provenientes del fracaso escolar. Estos alumnos encuentran en estos proyectos una opción formativa adecuada a sus necesidades. Una fórmula basada en la adquisición de habilidades y conocimientos a través de la práctica, a través del ejercicio de una actividad profesional que regulada por un contrato de formación les permite además disponer de unos pequeños ingresos.

Las nuevas teorías educativas que promulgan la formación por competencias no hacen más que recuperar, en buena medida, la fórmula del aprender haciendo. El aprendizaje no es un conglomerado de elementos teóricos, prácticos y actitudinales, sino que es una mezcla homogénea en la que, aparte de todos estos elementos intervienen factores personales y contextuales. Para garantizar que un alumno ha aprendido algo debemos comprobar, no que es capaz de ponerlo por escrito en un papel, sino que es capaz de llevarlo a la práctica en una situación o bien real, o bien que de manera simulada se acerque lo más posible a la realidad.

Aprender a base de experimentar, de hacer, de probar, de caer,… ¿cómo aprendimos a hablar, a andar, a ir en bicicleta, a nadar, a querer y a sentirnos queridos? Y estos son aprendizajes que, sin duda, no olvidaremos mientras vivamos.

Enlazo las contundentes declaraciones de Roger Schank en el programa Redes y su defensa a ultranza de los métodos de aprendizaje basados en el “aprender haciendo”. Deseo que en estos momentos de crisis y recortes seamos capaces de tener la sensatez necesaria para continuar apostando por iniciativas y Programas basados en esta metodología, como las Escuelas Taller a las que he estado vinculado profesionalmente durante cerca de veinte años. Seguramente habrá muchas cosas que modificar y mejorar, pero lo que creo esta fuera de toda duda, hoy más que nunca, es que esta es una metodología valida y una herramienta potente para luchar contra el fracaso escolar y contra el desempleo juvenil.

Desgraciadamente los recientes Presupuestos Generales, publicados esta semana, no invitan al optimismo. Con la que está cayendo se produce un recorte salvaje en la partida de Politicas Activas de Empleo, de más de 1500 millones de euros. Un hachazo de más del 22 % sobre el presupuesto del año anterior. Las partidas de Innovación e Investigación también reciben recortes importantes. Si no hay dinero para formación, ni para innovación ni investigación ... ¿cómo vamos a salir de esta?, aparte de recortes, aparte de austeridad, ... ¿dónde quedan las propuestas, dónde las soluciones?.


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