lunes, 5 de marzo de 2012

LOS LUNES AL SOL

Observo un grupo de jóvenes que se arremolinan alrededor de un banco en una plaza cualquiera de una ciudad cualquiera. Es media mañana de un día laboral. El grupo, ajeno a cualquier otra ocupación que no sea esperar la hora de la comida, se dispone a pasar un par de horas compartiendo conversaciones de móvil y canutos. Miro la estampa y me viene a la cabeza la imagen de Bardem y Tosar, repantigados, en la cubierta del barco que los llevaba a ninguna parte, en el cartel de la película “los lunes al sol”de Fernando León de Aranoa. Han pasado más de diez años desde su estreno.

Retrocedo diez años en el tiempo. Es un mes cualquiera de año dos mil y pocos. Observo la plaza donde estaban los chicos. Es como la gran mayoría de parques públicos de una ciudad media con humos de gran capital: un espacio en el que predomina el hormigón sobre la vegetación; un par de columpios para niños plagados de grafitis, unas pocas papeleras vacías rodeadas de basura esparcida por el suelo, y algunos bancos en los que tomar el sol a media mañana. Un grupo de jóvenes se ha adueñado de la zona de sol, desplazando a la sombra a los abuelos “petanqueros” que hasta hace poco eran la especie dominante. Día tras día, camuflados en sus eternas capuchas, revolotean alrededor de uno de los bancos, que parece haberse convertido en su nido habitual. Son casi siempre los mismos, no importa que sea lunes o domingo; no importa si febrero o abril. Pasan las mañanas al sol entretenidos, sin mayor ocupación que dar pataditas a un pequeño balón o compartir un cigarrillo.

Me acerco al grupo, saludo. Miradas entre desafiantes y recelosas. Uno de ellos se esconde algo rápidamente en el bolsillo. Voy al grano: ¿Acaso no tienen edad de estar en el instituto?, ¿no tienen otra cosa mejor que hacer que estar aquí?, ¿bibliotecas?, ¿instalaciones deportivas?, arriesgo… ¿museos?. Uno alto y delgado, apodado “el chino” (siempre hay uno que se llama así) me responde: “¿Para qué?.¿ Para que tenemos que perder el tiempo en el instituto?.¡Es un rollo!. Todo lo que cuentan no sirve para nada. El día que me canse de estar aquí, me acercaré a la obra esa de ahí enfrente, preguntaré por el encargado y me pondré a currar. Seguro que me saco más de dos mil euros al mes. Eso sí, me saldrá de los riñones.”

Vuelvo a viajar en el tiempo para regresar al presente. Es la misma plaza, los mismos columpios, la misma suciedad, algo más de hormigón, las plantas más secas, ...Miro a los chicos que ocupan ahora el banco, el culo en el respaldo y los pies en el asiento. Miro alrededor de la plaza: los bloques de pisos que bordean el parque están plagados de carteles de “se vende”, algunos edificios a medio construir, una grúa , parada hace años, se asemeja a un esqueleto de dinosaurio,…Me acerco a los chicos y busco con la mirada al alto y desgarbado, “el chino” creo que lo llaman sus compañeros. Les pregunto por qué no están en el instituto, por qué no están sembrando de curriculums el polígono industrial o repartiendo pizzas. Sin dejar de teclear sus móviles con los pulgares levantan la cabeza para mirarme de refilón. No hay desconfianza en su mirada, sólo una pizca de curiosidad. Creo que agradece que mi presencia rompa la monotonía de sus días. Misma pregunta y misma respuesta. Entre calada y calada, El chino (es otro, siempre hay uno) me contesta: “¿Para qué?. Lo que te cuentan allí es un rollo insufrible, y además, para lo que nos va a servir. Tal y como está el trabajo ahora, lo mismo da tener el graduado que tres “masteres”. Para acabar sin curro y jodido no vale la pena tanto esfuerzo.” Me viene a la cabeza la escena tantas veces repetida en un programa de televisión: “ir pá ná es tontería” repite insistentemente el personaje. No le falta razón en su mensaje. Es el aeiou de la teoría económica.

Me entristece su actitud derrotada, su falta de esperanza y su falta de rebeldía. Pero, ¿qué parte de razón tiene “El chino”?. ¿Para qué les sirve todo lo que aprenden en el instituto?,… ¿les es útil para la vida?,… ¿está mejor preparado para la vida el alumno brillante que saca mejores notas, lo tendrá más fácil por ello?, ¿les otorga la formación un mayor grado de empleabilidad a nuestros alumnos?.

Me considero maestro, creo en mi trabajo y en mis alumnos. Estoy convencido de que la educación es el camino (como dice Guisaet), pero… a veces, miro en los ojos de “El chino” y me asaltan dudas. Esta noche no he podido dormir, una pregunta ronda, insistentemente, en mi cabeza.¿Fue Santa* un buen o un mal alumno cuando estaba en el instituto?

*Santa: personaje de “Los lunes al sol” interpretado por Javier Bardem.

2 comentarios:

  1. Me encanta tu blog ya q nos invita a reflexionar y ver el problema desde un punto de vista diferente.

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  2. Por mi experiencia personal, creo que hay muchas veces una visión equivocada de la utilidad de la educación. La gente dice (o al menos, solía decir) "la educación te dará un trabajo en el futuro". Personalmente creo que eso no es cierto. También dicen (o al menos, solían decir) "la educación un triunfador y un hombre de provecho". Tampoco creo que eso sea cierto (mirando a mi alrededor veo que eso no se cumple). Me parece que los chavales miran alrededor y perciben lo que yo percibo, lo comparan con lo que les decían y ven que eso no se cumple. Y eso hunde la moral de cualquiera.

    Sin embargo, yo sí creo que la educación es indispensable si quieres medrar ¿por qué? Voy a usarme como ejemplo. Comencé la carrera de arquitectura gracias a los resultados que obtuve en el instituto, pero al segundo año lo tuve que dejar (a la hora de dibujar no daba el nivel). Después me metí en informática, y también fracasé (y no solamente eso, sino que yo veía cómo los compañeros a los que yo ayudaba a estudiar aprobaban mientras que yo no pasaba los exámenes). Al final, viendo que soy mejor profesor que alumno, decidí dar clases, primero en academias y después por mi cuenta dando clases particulares. Además, he trabajado de diseñador gráfico, programador y creando tutoriales para programas informáticos). ¿De dónde me han salido todas estas oportunidades? De la educación. Una persona inculta y sin educación no hubiera podido realizar los desempeños que yo he realizado, no hubiera tenido todas esas opciones. Y es lo que yo creo que representa.

    La educación son oportunidades, opciones. Pueden ser aprovechadas, puede que no, pero ahí están. Nunca seguridades, siempre oportunidades. Y merece la pena, merece mucho la pena. Porque sin opciones, sin oportunidades, no puedes ser verdaderamente libre.

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